8 de mayo de 2015

¿SALES A JUGAR?


¡Cuántas veces hemos hecho esta pregunta a nuestros amigos y amigas cuando éramos pequeños! Recuerdo aquella época con nostalgia, cuando nos reuníamos en las calles de nuestro barrio a jugar con los incondicionales amigos de siempre a los juegos que más nos gustaban: el pillar, el escondite, un-dos-tres pollito inglés y, como no, los partidos de fútbol, en los que por cierto, siempre me tocaba ser portero por mis nulas cualidades para este deporte. Aunque de todos modos, tampoco me importaba excesivamente, pues lo tenía asumido y lo realmente importante era compartir ese rato con los amigos y amigas.

Y mirando hace atrás ahora me pregunto ¿siguen nuestros niños y niñas jugando a estos juegos tradicionales? ¿Se están perdiendo con el cambio de los nuevos tiempos y los nuevas actividades de ocio que se ofertan? Indiscutiblemente sí, aquellos juegos de antaño en los que no necesitábamos poco más que nuestra ilusión y ganas de divertirnos, cada vez son más difíciles de ver por las calles, máxime si vives en una gran ciudad. Por eso es necesario libros como el que hoy os traemos: "¿Sales a jugar?", de María Pascual, editado por Narval.


Hay que seguir recordando y, por qué no, reivindicando los juegos de siempre; esos juegos clásicos a los que han jugado niños y niñas de todas las generaciones y de todas partes del mundo. Unos juegos sencillos, pero divertidos, en los que no se necesita un gran desembolso económico para practicarlos y que además desarrollan y estimulan el razonamiento, la lógica, la coordinación de movimientos y, por supuesto, la socialbilidad, el respeto de las normas y la resolución de conflictos. Juegos que incluso, en algunos casos, ya jugaban los niños de la antigua Grecia o el Egipto de los faraones. No me cabe la menor duda, la supervivencia de estos juegos depende de que las nuevas generaciones los conozcan y ahí hemos de estar los adultos para conseguirlo.


Leyendo este magnífico álbum he vuelto a ser niño por unos instantes al recordar los juegos que compartíamos de pequeños, pero sobre todo, he vuelto a aquellos años y he disfrutado recordando a mis inolvidables amigos y amigas, los que nos creíamos inseparables, pero que con el paso del tiempo en algunos casos se han ido perdiendo por el devenir de nuetras agetreadas vidas.

Así, en "¿Sales a jugar?", podréis volver a recordar los juegos de antaño que sin duda vivísteis, como "el escondite inglés", "el pañuelo", "la sogatira", "el balón prisionero", "policías y ladrones" o el "churro-va", aunque, como en mi caso, a algunos de estos juegos los llamaráis con otro nombre, pero son los mismos y así lo comprobaréis nada más abrir el libro.


En el libro aparece una estupenda descripción de cómo jugar a estos juegos de toda la vida, algo genial para poder contar ahora a los más pequeños los juegos a los que jugaban sus mayores, cuando ellos no estaban y todavía no existían los ordenadores, las tablets, ni consolas. Pero, sin duda, lo mejor de este álbum es lo que no se dice con las palabras, sino con las maravillosas ilustraciones, que son las que nos cuentan realmente las historias de este grupo de amigos. Unas imágenes que nos transportann, como ya hemos dicho, a la más tierna infancia a través de un grupo de niños en los que, sin duda, nos veremos reflejados.

¡Y es que están todos mis amigos! Parece que María Pascual nos estaba observando entonces y nos ha dibujado ahora para que lo recordemos. En la lectura de las imágenes (fabulosos dibujos a lápiz con gouache, mezclados con collages) hay muchas historias escondidas y se ven reflejados todos y cada uno de mis amigos de entonces, con sus pecualiaridades: el bonachón, el travieso que intenta hacer trampas, la niña que siempre se enfada, la que siempre le echa la culpa a los otros por perder el juego, el hermano pequeño que simpre está ahí y parece que nadie le hace caso y que algunas veces termina mal parado y, por supuesto, aquel que pone tanto empeño en ganar que es capaz de hacer cualquier cosa para hacerlo.Y como nos ocurría al grupo, también se reflejan en esta historia los conflictos y peleas que surgían, pero que siempre se resolvían para dejar paso de nuevo a las risas.


Amigos, os recomiendo este libro si queréis violver a ser niños de nuevo. Por un rato, yo lo he conseguido....

JOSÉ CARLOS.