19 de septiembre de 2010

MELENA



"Y en el silencio de la noche sigo escuchando los cantos de Mariola. Me gustan"

Este fin de semana, estos últimos días en los que el verano está llegando a su fin, un amigo me ha hecho un regalo. Me ha regalado un libro. He leído el título, “Melena”. No estoy seguro, pero creo que mi amigo me ha lanzado una indirecta y quiere que cambie de look. Mi amigo dice que en las melenas se enredan las palabras y que ellas luego, juegan a ser poesía, retazos de vida inolvidables y músicas y risas, muchas risas……..Creo que mi amigo tiene razón, aunque no sé si dejármela larga para dejar entrar esas palabras y guardar esos momentos o cortármela para que salga poesía o las historias que se quedan entre ella y disfrutar de las risas que me cuenta, se cuelan de vez en cuando.

Mi amigo no tiene melena…pero tiene muchas cosas que contar y muchas risas para compartir.



De Pablo Albo el autor de “Melena” ya sabemos mucho en Soñando Cuentos. No solo es un excelente cuentista, es más que eso. Es un “domador de palabras” con las que juega a hacer poesía en cada uno de sus textos. También esa forma de narrar tan tierna y tan poética nos hacen sus historias tan cercanas, como si te las estuvieran contando al oído, suavemente…

Melena, cuenta la historia de un niño que guarda entre sus cabellos rizados todo tipo de animales y de historias incluso a su amiga de juegos…..hasta que un día decide ir al peluquero.



Este cuento de Pablo Albo como otras de sus historias puede tener diversas lecturas. Una, primera y divertida que te atrapa desde sus primaras páginas y la otra más intimista de la que se extraen otras historias otros aspectos que hacen que podamos disfrutarla también los mayores, jugando a desenredar palabras y frases cargadas de belleza.

El poder y la importancia de la imaginación y los sueños infantiles que nos ayuda a crecer.Las tijeras que nos ayudan a dejar al descubierto todo pero sin dañar el potencial de fantasía y creatividad. El valor de no dejar todo lo que llevamos guardado detrás de una mata de pelo o dentro de nuestra cabeza , dejándolo brotar y poniéndolo al descubierto.

Gracias amigo…prometo ir al peluquero.
Editado por Factoria K de libros dentro de su coleccion Textos Infames.
LUIS

SOPA DE SUEÑO Y OTRAS RECETAS DE COCOCINA.


Aquí está el mejor fogón,
ese que los cocineros
llaman imaginación.

Cocina de las palabras,
que se comen por los ojos
sin tenedor ni cucahara...

Hace algunos días hablábamos en este blog de un original recetario, "Recetas de lluvia y azúcar", en el que las autoras nos acercaban al mundo de las emociones de una forma muy especial.

En "Sopa de sueño y otras recetas de cococina" nos encontramos de nuevo ante un manual de cocina nada convencional, en el que los ingrendientes principales de las sabrosas recetas son las propias palabras, que se mezclan con objetos de la vida cotidiana que ahora cobran vida: pinzas que devoran como peces, estornudos que son aves sin alas, abanicos que ponen huevos, botones vivos... y un sinfín de objetos surrealistas.


Cada una de las recetas, tratadas de una forma poética, nos envuelve y conmueve por su melodía, que no podemos escuchar... pero sí imaginar. Recetas que no alimentan el estómago, sino que engrandecen el espíritu y el alma.


Y las hay para todos los gustos: desde los originales entrantes, primeros y segundos platos y, por supuesto, los más apetitosos postres.

Es difícil elegir una sola, la más jugosa y sabrosa. De entrante saborearía unas ricas pinzas fritas, pero antes tendría que pescarlas y nunca se me dió bien eso de la caña. Me atrae probar los estornudos al vapor, las agujitas de reloj a la plancha o la sopa de sueño... pero ¡un momento! ¿y si que me quedo dormido varios días seguidos?... mejor no hacer la prueba. Quizás pruebe mejor entonces las chuletas de matemáticas o el guiso de lunares, que tiene también una pista estupenda. En ese caso, seguiré los consejos del autor y tendré mucho cuidado con los lunares falsos, que andan siempre cerca de la boca, como la mentira.
Pero de todas las recetas me voy a quedar con ésta, que ahora quiero compartir con todos vosotros y vosotras:

HELADO DE LÁGRIMAS:

Hay que ir guardando las lágrimas
durante todo el invierno en dos frasquitos.
En uno pondremos las lágrimas del llanto;
en otro, las de la risa.

No os fiéis de los que venden en las heladerías;
son de lágrimas falsas, importadas de Egipto,
lágrimas de cocodrilo.

Mejores son las caseras:
las de la abuela cuando cumple años,
o las de papá cuando corta cebolla.

Batir luego con azúcar
y aguardar a que cuajen
en el congelador.

El helado de lágrimas de risa
sabe a sombrilla mandarina.
El de lágrimas de llanto,
a flor de penumbra.


El texto de J.Antonio Ramírez conjuga perfectamente con las ilustraciones de Riki Blanco, y suponen un valor añadido a cada receta. El libro está editado por Kalandraka, dentro de la colección "siete leguas".

JOSÉ CARLOS.